Mostrando las entradas con la etiqueta reflexion. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta reflexion. Mostrar todas las entradas

martes, 5 de noviembre de 2019

Historia Reflexiva: Si para corregir necesitas humillar; no sabes enseñar.



Un anciano conoce a un joven quien le pregunta:

- ¿Se acuerda de mí? Y el anciano le dice que NO.

Entonces el joven le dice que fue su alumno. Y el profesor le pregunta: - ¿Qué estás haciendo, a qué te dedicas?

El joven le contesta: "Bueno, me convertí en Profesor."

- Ah, que bueno ¿como YO? (le dijo el anciano)
- Pues, sí. De hecho, me convertí en Profesor porque usted me inspiró a ser como usted.

El anciano, curioso, le pregunta al joven qué momento fue el que lo inspiró a ser Profesor. Y el joven le cuenta la siguiente historia:

- “Un día, un amigo mío, también estudiante, llegó con un hermoso reloj, nuevo, y decidí que lo quería para mí y lo robé, lo saqué de su bolsillo. Poco después, mi amigo notó el robo y de inmediato se quejó a nuestro Profesor, que era usted. Entonces, usted se dirigió a la clase:

- El reloj de su compañero ha sido robado durante la clase de hoy. El que lo robó, por favor que lo devuelva.

No lo devolví porque no quería hacerlo.

Luego usted cerró la puerta y nos dijo a todos que nos pusiéramos de pie y que iría uno por uno para buscar en nuestros bolsillos hasta encontrar el reloj. Pero, nos dijo que cerráramos los ojos, porque lo buscaría solamente si todos teníamos los ojos cerrados. Así lo hicimos, y usted fue de bolsillo en bolsillo, y cuando llegó al mío encontró el reloj y lo tomó.

Usted continuó buscando los bolsillos de todos, y cuando terminó, dijo: 'Abran los ojos. Ya tenemos el reloj'. Usted no me dijo nada, y nunca mencionó el episodio. Tampoco dijo nunca quién fue el que había robado." Ese día, usted salvó mi dignidad para siempre. Fue el día más vergonzoso de mi vida. Pero también fue el día que mi dignidad se salvó de no convertirme en ladrón, mala persona, etc. Usted nunca me dijo nada, y aunque no me regañó ni me llamó la atención para darme una lección moral, yo recibí el mensaje claramente. Y gracias a usted entendí que esto es lo que debe hacer un verdadero educador. ¿Se acuerda de ese episodio, Profesor?

Y el Profesor responde: "Yo recuerdo la situación, el reloj robado, que busqué en todos, pero no te recordaba, porque yo también cerré los ojos mientras buscaba."

Esto es la esencia de la decencia. Si para corregir necesitas humillar; no sabes enseñar.

miércoles, 30 de octubre de 2019

RELATO DE LA IGNORANCIA.

Familia Stanford

Una mujer con un vestido de algodón barato y su esposo vestido con un humilde traje, se bajaron del tren en Boston y caminaron tímidamente (sin tener una cita), a la oficina de la secretaria del Presidente de la Universidad de Harvard. La secretaria adivinó en un momento que esos campesinos venidos de los bosques, no tenían nada que hacer en Harvard.


- Desearíamos ver al presidente, dijo suavemente el hombre.

- El está ocupado, contestó la secretaria.

- Esperaremos, replicó la mujer. Por horas la secretaria los ignoró esperando que la pareja finalmente se desanimara y se fuera, pero ellos no lo hicieron y la secretaria vio aumentar su frustración y finalmente decidió interrumpir al presidente, aunque era una tarea que ella siempre esquivaba.

- Tal vez si usted conversa con ellos por unos minutos se irán, dijo la secretaria al Presidente de la Universidad. El hizo una mueca de desagrado pero aceptó, alguien de su importancia obviamente no tenía el tiempo para ocuparse de gente con vestidos y trajes baratos. Sin embargo el presidente con el ceño áspero, pero con dignidad, se dirigió con paso arrogante hacia la pareja.

La mujer le dijo:
- Tuvimos un hijo que asistió a Harvard por sólo un año, el amaba a Harvard y era feliz aquí, pero hace un año murió de fiebre tifoidea. Mi esposo y yo deseamos levantar algo en alguna parte del campus que sea en memoria de nuestro hijo.

El presidente no se interesó y dijo:
- Señora, no podemos poner una estatua para cada persona que asista a Harvard y fallezca, si lo hiciéramos, este lugar parecería un cementerio.

- Oh no, explicó la mujer rápidamente:
No deseamos erigir una estatua, pensamos que nos gustaría donar un edificio a Harvard.

El presidente entornó sus ojos, echó una mirada al vestido y al traje barato de la pareja y entonces exclamó:
- ¡Un edificio!, ¿tienen alguna remota idea de cuánto cuesta un edificio?, hemos gastado más de 7.5 millones de dólares en los edificios aquí en Harvard. Por un momento la mujer quedó en silencio y el presidente estaba feliz porque tal vez se podría deshacer de ellos ahora.

La mujer se volvió a su esposo y dijo suavemente:
- ¿Tan poco cuesta iniciar una Universidad?, ¿por qué no iniciamos la nuestra?. Entonces su esposo aceptó y el rostro del presidente se oscureció en confusión y desconcierto. Leland Stanford y su esposa Jane Lathrop se pararon y se fueron, viajando a Palo Alto California, donde establecieron la Universidad que lleva su nombre, la Universidad Stanford, en memoria de un hijo del que Harvard no se interesó.

La Universidad "Leland Stanford Junior" fue fundada el 1 de octubre de 1891, en Palo Alto. "Junior" porque era en honor al fallecido hijo del rico empresario, abogado y político Amasa Leland Stanford. Ése fue su "memorial" y hoy en día la Universidad de Stanford es la número uno del mundo, muy por encima de Harvard.

¡¡Qué fácil es JUZGAR por apariencias y qué fácil es equivocarse al JUZGAR por apariencias!!

sábado, 13 de junio de 2015

El portero que no sabía leer.




No había en el pueblo peor trabajo que ser portero del prostíbulo.

¿Pero qué otra cosa podría hacer aquel hombre?

El hecho es que nunca había aprendido como leer ni escribir, no tenía ninguna otra actividad u ocupación.

Un día, entró como gerente del burdel un joven lleno de ideas, creativo y emprendedor, que decidió modernizar el lugar.


Hizo cambios y llamó a los empleados para dar las nuevas instrucciones.

Al portero le dijo:

-A partir de hoy, usted, además de estar en la entrada, va a preparar un informe semanal donde registrará la cantidad de personas que entran y sus comentarios y quejas sobre los servicios.

–Yo adoraría hacer eso, señor, balbuceó. - Pero no sé leer ni escribir.

- ¡Ah! ¡Cuanto lo siento! Pero si es así, ya no puede seguir trabajando aquí.

- Pero sr, no puede despedirme, he trabajado en esto mi vida entera, no sé hacer otra cosa.

- Mire, lo entiendo, pero no puedo hacer nada por usted. Le daremos una buena indemnización y espero que encuentre algo que hacer. Lo siento y que tenga suerte.

Dicho esto, se dio la vuelta y se fue. El portero se sentía como si el mundo se le derrumbara. ¿Qué hacer?

Recordó que en el prostíbulo, cuando se rompía alguna silla o una mesa, él las arreglaba, con esmero y cariño.

Pensó que esto podría ser una buena ocupación para conseguir un trabajo.


Pero sólo contaba con algunos clavos oxidados y una pinza mal cuidada.

Usaría el dinero de la indemnización para comprar una caja completa de herramientas.

En el pueblo no había casa de herramientas, debería viajar dos días en mula para ir al pueblo más cercano para comprar. Y así lo hizo.


A su regreso, un vecino llamó a su puerta:

- Vengo a preguntar si tiene un martillo para prestarme.

- Sí, acabo de comprarlo, pero lo necesito para trabajar, ya que...

- Bueno, pero yo se lo devolveré mañana muy temprano.

- Si es así, está bien.


A la mañana siguiente, como había prometido, el vecino llamó a la puerta y dijo:

- Mire, yo todavía necesito el martillo. ¿Por qué no me lo vende?

- No, lo necesito para trabajar y además, la ferretería más cercana está a un viaje de dos días, en mula.

- Vamos a hacer un trato - dijo el vecino.

Le pagaré los días de ida y vuelta, más el precio del martillo, ya que está sin trabajo en este momento. ¿Qué piensa?

Realmente, esto le daría trabajo por dos días más. Acepto.

Volvió a montar su mula y viajó.


A su regreso, otro vecino lo esperaba en la puerta de su hogar.

- Hola, vecino. Usted vendió un martillo a nuestro amigo.

Necesito algunas herramientas, estoy dispuesto a pagarle sus días de viaje y una pequeña ganancia mas para que me las compre, porque yo no tengo tiempo para viajar para hacer las compras.

¿Qué piensa?


El ex portero abrió su caja de herramientas y su vecino eligió una pinza, un destornillador, un martillo y un cincel. Pagó y se fue. Y nuestro amigo guardó las palabras que escuchaba: " No tengo tiempo para viajar a hacer las compras”.

Si esto es así, muchos requerirán de él para viajar y traer herramientas.

En el próximo viaje, arriesgó un poco más de dinero, trayendo más herramientas de las que había vendido.

De hecho, podría economizar un poco de tiempo en los viajes.

La noticia comenzó a esparcirse por el pueblo y muchos, queriendo economizar el viaje, hacían encomiendas.

Ahora, como vendedor de herramientas, una vez por semana viajaba y traía lo que necesitaban sus clientes


Con el tiempo, alquiló un galpón para almacenar las herramientas y unos meses más tarde, se compró una vitrina y un escaparate y transformó el galpón en la primera ferretería en el pueblo. Todos estaban contentos y compraban allí.

Ya no viajaba, los fabricantes le enviaban los pedidos. Él era un buen revendedor. Con el tiempo, la gente de los pueblos cercanos preferían comprar en la ferretería, que tener que gastar días en viajes.

Un día se acordó de un amigo suyo que era tornero y herrero y pensó que él podría fabricar las cabezas de los martillos.

Y entonces, por qué no, los destornilladores, los pinzas, los cortadores, etc. ...


Y después estaban los clavos y los tornillos...

En pocos años, se convirtió, con su trabajo, en un fabricante de herramientas rico y próspero.

Un día decidió donar una escuela al pueblo.

En ella, además de la lectura y la escritura, los niños aprendían algún oficio.


En el día de la inauguración de la escuela, el alcalde le entregó las llaves de la ciudad, lo abrazó y le dijo:

- Es con gran orgullo y gratitud que le pedimos que nos conceda el honor de poner su firma en la primera página del libro de actas de esta nueva escuela.

- El honor sería mío, dijo el hombre. Sería una cosa que me daría mucho gusto, firmar ese libro, pero no sé leer ni escribir, soy analfabeta.

- ¿Usted? Dijo incrédulo el alcalde. ¿Construyó un imperio industrial sin saber leer ni escribir? ¡Esto es increíble! Y le preguntó:

- ¿Qué hubiera sido de usted si supiese leer y escribir?


- Eso lo puedo contestar, el hombre dijo con calma: - Si yo supiese leer y escribir... seguiría siendo el PORTERO DEL PROSTÍBULO.


ESTA HISTORIA ES verdadera, y se refiere a un gran industrial llamado ... Valentín Tramontina , fundador de Industrias Tramontina, que hoy cuenta con 10 fábricas, 5.500 empleados, produce 24 millones de unidades varias al mes y exporta bajo su propia marca a más de 120 países - es la única empresa brasileña en esta condición. La ciudad que se menciona es Carlos Barbosa, y está en el interior de Rio Grande do Sul.


Por lo general, las oportunidades son vistas como adversidades.

Las adversidades pueden ser bendiciones.

Las crisis están llenas de oportunidades.

Si alguien le bloquea la puerta, no gaste energía en la confrontación, busque las ventanas.

Recuerde la sabiduría del agua: " El agua nunca discute con sus obstáculos, sino que los rodea”.

Que su vida sea llena de victorias, no importa si son grandes o pequeñas, lo importante es celebrar cada una de ellas.